Una vez se vio entre la espada y la pared ante la querella del 2006 por parte de Alberto Royuela, el fiscal Mena Álvarez no dudó en contactar con sus hermanos masones, escribiendo al presidente de la Gran Logia de España, al de la Logia de Montevideo y al mismísimo presidente Zapatero; siempre «en aras de nuestro proyecto humano y universal». Éste último, Zapatero, miembro de la logía Humanidades, fue quien le dio la solución ante el problema: el fiscal Mena Álvarez pasaría a jubilarse y dejar de ser aforado en el Tribunal Supremo, siendo así que dicho tribunal contestó a Alberto Royuela que Mena Álvarez ya no era aforado, rechazando la querella y dejando en el olvido todas las pruebas aportadas.
CARTAS MASONES COMPLETAS